miércoles, 11 de junio de 2014

Reflexiones químicas

Hay un punto donde la atracción, la fascinación y el apego se condensan, como en una reacción química. Una atracción que va más allá del gusto que le da a mis ojos cuando la ven, una fascinación que va más allá de las veces que me ha sorprendido con las cosas que dice, con cada gesto que se dibuja en su cara, con cada risa de legítima alegría, y un apego que supera las ganas de verla que siento todos los días. Por eso entre los dos hay química, por un compuesto resultante que fluye por las venas, que respiro en su presencia y que tiene bases sólidas que los dos construimos cada día. ¿Puede decirme por favor cómo se llama?

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