martes, 20 de marzo de 2012

Bitácora de búsqueda

Por simple sentido común se busca algo extraviado en los alrededores del último sitio donde se recuerda haberle visto. Ni siquiera hay que decirlo; todo el mundo lo sabe. Entonces habré perdido ya mi sentido común o es que soy irremediablemente testarudo. Esto último, eso sí, no debería parecerte ninguna novedad. Siempre lo supiste y no me esforcé en ocultarlo. Siempre lo supiste y eso te gustó de mí, porque al menos eso sí que fue una constante. Lo que se podía esperar de mí o, más bien, lo que no se debería esperar. A mí que siempre me viste inconforme en lo cotidiano. Tú que viste lo incómodo que me resultaba ir con la corriente.  Entonces, si lo supieras no te resultaría extraño ver que te busco aquí donde no estás, en lugares donde nunca has estado y a cientos de kilómetros de donde probablemente estarás. Te busco completamente convencido de que no habré de encontrarte y la sola idea me produce escalofríos, pero sigo buscándote aunque tú no lo sepas. ¿Qué sentido tiene entonces? Si te busco nunca  te voy a encontrar y si dejo de buscarte seré yo el que estará perdido y entonces todo empieza a ser como un laberinto implacable en el que todas las salidas están clausuradas. He de seguir buscándote en ojos que no son los tuyos, en palabras que tú nunca me dirías y en sueños que tú nunca soñaste, porque no se me ocurre una mejor forma de buscarte; porque la memoria misma nos enseña lo necesario del caos, porque me entrego a la confusión esperando que en algún momento se me olvide que te busco a ti y, al fin, cuando eso pase yo mismo me he de encontrar como en un espejo y todo el caos y toda esta contradicción tendrán como nunca el sentido que ahora mismo no entiendo y que desde muy dentro de mí, grita desesperadamente que lo que yo necesito no es encontrarte si no perderte.

jueves, 8 de marzo de 2012

La sociedad de la mujer, la sociedad de la humanidad

Si la sociedad en la que vivimos no fuera la consecuencia de una tradición abyecta de machismo y prejuicio hacia ustedes por su naturaleza tierna, amorosa y humana; y en cambio fuera el resultado de una evolución social forjada por los valores del matriarcado, sin lugar a dudas el mundo entero sería un mejor lugar para vivir... y mucho más hermoso.